Otro Día de Hombres

Como siempre he dicho en este espacio, mi hijo y su Papá son amigos del alma y ayer mi marido decidió tener una salida especial con Agustín, lo llevaría por primera vez al estadio a ver a nuestro Equipo favorito Colo-Colo, los acompaño mi Papá, y me hizo recordar que cuando éramos niñas con mi hermana, él cada vez que podía nos llevaba al Estadio Nacional al ver a su equipo de sus amores, de ahí nuestro gusto por el equipo popular (mi marido también es hincha pero su corazón está dividido con su equipo del Norte, los Pumitas de Antofagasta) yo no entendía nada de futbol pero me encantaba hacer ese tipo de salidas, él nos compraba dulces, maní, bebidas y era repoco lo que mirábamos del partido, más nos entreteníamos jugando en los asientos, disfrutando de las golosinas, viendo a la gente pasar, los vendedores de café, era una cosa que me llamaba mucho la atención, con esas tremendas cajas de lata en donde los transportaban, son lindos recuerdos que tengo de mi infancia.

Como yo no asistí a dicho encuentro, pregunté los detalles, y me contó que la experiencia fue la siguiente: llegó durmiendo al Estadio, despertó a la media hora llorando y llamando a la Mamá, al rato se le pasó, y disfrutó del espectáculo, mi marido me decía que le llamaba la atención los cantos y gritos de las barras, que si miraba el partido y le decía “Mira Papá, el de amarillo tiene la pelota”, por el arquero, cuando cometían un foul gritaba “se cayó Papá” o “le pegó”, comió “Palomitash” con su infaltable botella de Gatorate, así que por lo visto lo disfrutó, lo triste de todo es que el partido lo perdió el equipo, por lo que mi Papá y mi marido salieron un poco decepcionados, pero bueno se rescata el buen momento que disfrutaron y pudieron compartir los tres, por lo que creo que se volverá a repetir más adelante, espero que esta vez sea con un triunfo.