Ayer tuvimos una cita al cine con mi marido, en el programa radial La Hora del Taco para celebrar el día de los enamorados sortearon unas entradas, participé y gané una invitación doble para la película Amigos con Derecho de Natalie Portman y Ashton Kutcher, comedia romántica, uno de mis géneros favoritos a la hora de escoger una película, me encantan, y esta me gustó mucho, es entretenida, divertida, incluso me cayó una lágrima en una escena ji ji ji ji.
Para poder asistir tuvimos que pedirle a mi mamá que se quedara con nuestro pequeño, nos fuimos del trabajo al cine y la idea era ir a buscarlo una vez terminada la función, pero la película empezó después de lo programado por lo que salimos muy tarde, cuando ya nos íbamos llamé a mi Madre para saber como estaba mi retoño y me dice “ya se durmió, mejor que se quede acá”, con mi marido nos miramos y nos dio una sensación tan extraña, nos sentíamos CULPABLES.
Una pena nos invadió, no lo vimos en todo el día y sacarlo de la cama calientito de donde su abuela no era justo, llegamos a la casa y nos sentimos muy solos, él llena todos los espacios de nuestra vida y lo extrañábamos mucho, el hecho de no verlo es angustiante, aunque sabemos que esta bien cuidado y que no le pasará nada, nos sentimos malos padres, ¿Será que somos muy aprensivos?, la verdad es que se nos hace difícil el estar sin él, todos los panoramas los hacemos pensando en los tres, en como poder aprovechar el poco tiempo que tenemos, por el hecho de trabajar, son tan pocas las horas que nos vemos durante el día, ellos crecen tan rápido, no nos hemos dado cuenta como han pasado estos 3 años, por lo que somos de la idea de exprimir al máximo el tiempo juntos, aunque sea estando en casa, compartiendo un desayuno, un almuerzo, una rica siesta, cosas tan simple que nos llenan el alma.
Nos gusta salir solos, tener nuestro espacio y disfrutarnos como pareja, pero siempre quedamos con esa sensación amarga después. ¿Es natural esto? Es la pregunta que siempre nos hacemos.
Para poder asistir tuvimos que pedirle a mi mamá que se quedara con nuestro pequeño, nos fuimos del trabajo al cine y la idea era ir a buscarlo una vez terminada la función, pero la película empezó después de lo programado por lo que salimos muy tarde, cuando ya nos íbamos llamé a mi Madre para saber como estaba mi retoño y me dice “ya se durmió, mejor que se quede acá”, con mi marido nos miramos y nos dio una sensación tan extraña, nos sentíamos CULPABLES.
Una pena nos invadió, no lo vimos en todo el día y sacarlo de la cama calientito de donde su abuela no era justo, llegamos a la casa y nos sentimos muy solos, él llena todos los espacios de nuestra vida y lo extrañábamos mucho, el hecho de no verlo es angustiante, aunque sabemos que esta bien cuidado y que no le pasará nada, nos sentimos malos padres, ¿Será que somos muy aprensivos?, la verdad es que se nos hace difícil el estar sin él, todos los panoramas los hacemos pensando en los tres, en como poder aprovechar el poco tiempo que tenemos, por el hecho de trabajar, son tan pocas las horas que nos vemos durante el día, ellos crecen tan rápido, no nos hemos dado cuenta como han pasado estos 3 años, por lo que somos de la idea de exprimir al máximo el tiempo juntos, aunque sea estando en casa, compartiendo un desayuno, un almuerzo, una rica siesta, cosas tan simple que nos llenan el alma.
Nos gusta salir solos, tener nuestro espacio y disfrutarnos como pareja, pero siempre quedamos con esa sensación amarga después. ¿Es natural esto? Es la pregunta que siempre nos hacemos.
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